El cliente era un consorcio de inversionistas globales en infraestructura que buscaban aumentar su cartera de activos en telecomunicaciones.
El objetivo del proyecto consistía en asesorar al cliente para la adquisición de un operador global de fibra, con una implementación existente de activos de redes metropolitanas y de larga distancia en diversos continentes. La cartera de clientes del objetivo era una mezcla de firmas comerciales medianas y grandes, organizaciones de primer nivel y operadores fijos y móviles.
Un componente fundamental de la Debida Diligencia Comercial consistió en un análisis geoespacial detallado, metro por metro, para evaluar el mercado potencial del objetivo que reflejó una mezcla de entradas cuantitativas y cualitativas, con el fin de valorar el potencial de reservas históricas y futuras del objetivo, a nivel del mercado individual.
Altman Solon confirmó las hipótesis de inversión y desarrolló un mercado ascendente junto a un modelo de ingresos para la empresa objetivo, con clientes y segmentos de productos en una serie de escenarios y previsiones que cubrieron un período de más de 10 años. El plan de ingresos se apoyó con detalles específicos sobre parámetros en los que la organización existente tenía un rendimiento inferior; y también, en los que había posibilidad de que el objetivo superara el rendimiento (basándose en una oferta limitada de productos por parte de los competidores). En términos de ejecución, Altman Solon proporcionó detalles sobre el alcance de la organización de ventas (y la estructura de recompensas y plantilla de personal correspondiente) con el fin de respaldar una estrategia más centrada en la región.
Altman Solon asesoró también al consorcio de potenciales compradores participando en conversaciones con sus socios y prestamistas, incluida una sesión completa de trabajo con socios y posibles colaboradores sindicados.